jueves, 13 de septiembre de 2012


LOS MAYAS



La civilización maya se extendió por el sur de Yucatán, parte de Guatemala y Honduras. entre los siglos III y XV.
Los mayas no constituían un estado unificado, sino que se organizaban en varias ciudades-estado independientes entre si que controlaban un territorio más o menos amplio. Tampoco hablaban una única lengua.
Las construcciones mayas se hicieron de madera y piedra básicamente. Entre las maderas se prefirieron la coba y el zapote, por ser muy resistentes a los ataques de las termitas. Entre las piedras se usaron caliza, arenisca, mármol, etc.


·        El Códice de Dresde: escrito en el siglo XIII.Contiene un tratado de adivinación y de astronomía.

·        El Códice de París: posiblemente del siglo XIII. Contiene profecías y adivinaciones.

·        El Códice de Madrid: Contiene horóscopos y almanaques.

·        El Códice Grolier: Muy mal conservado. Contiene un calendario completo.


Desarrollaron un calendario muy preciso, con un año de 365 días. El año solar (haab) tenía 18 meses de 20 días cada uno y otro más de sólo cinco días. Los nombres de los meses eran: Pop, Uo, Zip, Zotz, Tzec, Xul, Yaxkin, Mol, Chen, Yax, Zac, Ceh, Mac, Kankin, Moan, Pax, Kayab, Cumbu y Uayeb.

Utilizaban un sistema de numeración vigesimal posicional. También tenían un signo para representar el cero, y así poder realizar operaciones matemáticas

El principal espectáculo de los mayas era un juego de pelota, parecido al fúlbol . Según algunos investigadores, los jugadores eran los prisioneros de guerra y se decapitaba a los que perdían. Pero en realidad era más que un simple juego. Era un ceremonial religioso que representaba el paso de los astros y el sol (representado por la pelota), que es fuente de vida.


Los mayas creían que antes de existir nuestro mundo habían existido otros, pero que estos habían sido destruidos por diferentes catástrofes.El universo tenía tres partes: el cielo, la tierra y el inframundo. El cielo tenía 13 capas (la última de ellas en contacto con la tierra) y cada una gobernada por uno de los Oxalahuntikú. El dios Itzamná, a quien se representaba con forma de reptil o iguana, regía el Cielo en su conjunto. El inframundo estaba debajo de la tierra, y estaba dividido en 9 capas. Cada una de estas capas era gobernada por uno de los Bolontiku o Señores de la Noche.
Había además otros
 
dioses  que actuaban sobre las cosas cotidianas: el maíz, la miel, los mercados, etc.

 
JUEGO DE LOS MAYAS

El juego de pelota fue practicado por los pueblos precolombinos desde las selvas de Petén hasta el altiplano mexicano. Su existencia ya queda atestiguada por los restos olmecas hacia el 1000 a. C., pero con la cultura maya el deporte adquiere su máximo apogeo, atestiguado por el campo de pelota de Chichén Itzá, de 180 m de largo por 40 de ancho y que a su vez es el mayor conocido.

El juego de pelota se caracterizaba por ser algo más que una diversión. Su práctica estaba íntimamente relacionada con las creencias, las mismas que guardan los pocos pueblos mexicanos que aún juegan a alguna de sus variantes.
Para los mayas, estos campos de juego no eran sólo una construcción simbólica. En ellos se podía vencer realmente a la muerte.
La mayor parte de los campos de pelota encontrados en el área maya datan del período clásico (II – IX d. C.), y gracias a sus relieves y algunos testimonios se ha podido elaborar una idea de cómo se desarrollaba el juego.

Al iniciarse la competición, la pelota se lanzaba a la cancha con la mano, pero después solo se podía tocar con caderas y muslos. No se conoce la forma en que se llevaban a cabo las puntuaciones, ni cuántos jugadores formaban los equipos, pero casi todas las canchas encontradas muestras al menos dos contadores.
Las pelotas se elaboraban con látex líquido procedente de los árboles de caucho. Su peso oscilaba entre tres y ocho kilos, peso más que suficiente si tenemos en cuenta que el aro por el que se debía introducir la pelota se situaba a unos siete metros de altura.

Algunas teorías apuntan al hecho de que los perdedores eran sacrificados, cortándoles la cabeza en representación de los legendarios hermanos muertos, mientras otras sostienen que sólo a veces se llevaban a cabo ejecuciones de algunos presos durante los torneos. Sea como fuere, el juego presenta un aspecto cruel, ya que su importancia residía en manifestar el poder del soberano vencedor, que se podía permitir humillar a sus adversarios.
El mito del nacimiento del pueblo maya habla de dos hermanos, Jun Junajpu y Wuqub Junajpu, que jugaban a la pelota delante de la entrada al temido inframundo. Los señores de las profundidades les retaron a que bajasen a jugar a su reino, donde asesinaron a los dos hermanos.
Pero la cabeza de Jun Junajpu, colgada de un árbol, logró con una gota de saliva y de forma milagrosa, engendrar al hijo de una joven del inframundo. La muchacha al saberse encinta huyó al exterior, por miedo a las iras de los malvados dioses. Allí dio a luz a los gemelos Junajpu y Xbalanke, que continuaron la tradición paterna del juego de pelota.

Fueron ellos, quien después de innumerables pruebas, consiguieron derrotar a los señores del averno, tras lo cual ascendieron al cielo convirtiéndose en el Sol y la Luna. Las escenas de este relato pueden contemplarse en los relieves del campo de pelota de Chichén Itzá.
La importancia de esta narración radica en que los campos de juego se dispusieron de forma que representasen la entrada al inframundo, para revivir el mito. Era un escenario que representaba el origen del poder de los reyes, igualados a los dioses. Los soberanos pues, bajaban al inframundo y vencían a la muerte, enfrentándose con los dioses malvados.


 
 
PELICULA 2012
 


 
CALENDARIO   MAYA
 
 

 
 
LAS PREDISIONES DE LA CULTURA MAYÁ
 
 
La cosmovisión de la colosal cultura Maya suponía la existencia de 13 cielos; el más bajo de éstos era el que la Tierra poseía. Así, en cada cielo, había un dios y debajo de la Tierra otros nueve cielos, de los cuales el último era un infierno o un reino de la muerte. Los Mayas fueron excelentes astrónomos. Las llamadas profecías Mayas refieren eventos que ocurrirán en 2012, basadas en la observación de los movimientos de los astros y los planetas.

Las predicciones de los Mayas finalizan en el año 2012, en donde el calendario deja de planificar los cambios que experimentará el Sol. Es así como se ha planteado, que la predicción de la cultura Maya para el 2012 apunta a que un rayo proveniente del centro de la galaxia caerá en el Sol, lo que reflejará una intensa llamarada que resentirá en el sistema solar.

¿Cómo entender la profecía Maya que tienen lugar en el 2012? Es necesario poner la planificación que hicieron los Mayas en su contexto preciso, dentro del marco que los Mayas manejaban para encuadrar su mundo y su percepción de él. Al no situar el legado de esta cultura en su lugar preciso, las interpretaciones al respecto pueden variar y oscilar entre extremos opuestos. 

Para muchos, los Mayas plantearon que el año 2012 será el fin del mundo como lo conocemos. Esta misma frase propone una interpretación bien abierta, en la que caben interpretaciones que van desde una catástrofe natural hasta el fin de un sistema económico y moral regente. Sea cuál sea el desenlace, lo cierto es que la civilización Maya dejó un legado importante y admirable del entendimiento y deducción del comportamiento de los astros.
 

 

TERRITORIO DE LOS MAYAS



 
 
LOS   MAYAS .
 

 

 
 
LA HISTORIA DE LA CU LTURA MAYA

 
La civilización maya habitó una gran parte de la región denominada Mesoamérica, en los territorios actuales de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador y en el comprendido por cinco estados del sureste de México: Campeche, Chiapas,Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, con una historia de aproximadamente 3000 años.
Durante ese largo tiempo, en ese territorio se hablaron cientos de dialectos que generan hoy cerca de 44 lenguas mayas diferentes. Hablar de los "antiguos mayas" es referirse a la historia de una de las culturas mesoamericanasprecolombinas más importantes, pues su legado científico y astronómico es mundial. Contrariamente a una creencia muy generalizada, la civilización maya nunca "desapareció". Por lo menos, no por completo, pues sus descendientes aún viven en la región y muchos de ellos hablan alguno de los idiomas de la familia mayense.
La literatura maya ilustra la vida de esta cultura. Obras como el Rabinal Achí, el Popol Vuh, los diversos libros del Chilam Balam, son muestra de ello. Lo que sí fue destruido con la conquista es el modelo de civilización que hasta la llegada de los primeros españoles, había generado tres milenios de historia.
 

 
 
 
 
LOS  MAYAS
 
El Popol Vuh (o Libro del Consejo de los antiguos de quiché) que es una excepción, en el sentido de que sobrevivió a los conquistadores españoles, relata los mitos de la creación de la Tierra, las aventuras de los dioses gemelos, y la creación del primer hombre.
Los libros de "Chilam Balam" que fueron escritos a lo largo del siglo XVII, durante la época de la colonia española por los descendientes de los mayas que habitaron lapenínsula de Yucatán, también contienen información sobre la mitología maya. En lo general describen las tradiciones de esta cultura.

Las crónicas de Chacxulubchen, mucho menos conocido y estudiado, es otro texto importante para la comprensión de la mitología maya




 


martes, 8 de mayo de 2012

Obra Poética y en Prosa de Jorje Gaitan Duran


  • "Insistencia en la tristeza" (1946): Un halago de la pesadumbre. Aquí, Jorge Gaitán Durán pretende dar cuenta de su libertad frente a las corrientes literarias imperantes de la época, quienes sólo tenían preocupaciones formales. Se plantea al poema como un agente de cambio, como un texto que participa de la vida y de las aspiraciones de un pueblo en pugna, durante una época de vasta agitación política en la que los intelectuales se familiarizaron con los reprimidos.[6]
  • "Presencia del hombre" (1947): No tiene ese carácter emancipador que tuvo la anterior antología. Evidencia más bien una esperanza de amor y propone una actitud de solidaridad con las batallas del hombre contemporáneo. Promueve una batalla colectiva por la libertad.[7]
  • "Ausencia" (1949, publicada y editada hasta 1951): Comienzan sus primeros asombros por el sexo y la belleza. A diferencia de "Presencia del hombre", vemos ya un Gaitán preocupado por la búsqueda de lo personal y lo profundo, pues plantea que sólo mediante el conocimiento de sí es posible llegar a la civilización. Esta búsqueda tiene lugar precisamente en una de las exploraciones más importantes de la poesía de Gaitán Durán: el Eros. Así, el sexo es definido como la ocasión en que el cuerpo humano irradia su propia luminosidad; el amor, es aquel momento supremo que confunde la realidad con la imaginación; y el erotismo, sería ese lugar de placer y fiesta, pero también, de desorden y destrucción: la combinación de un Eros y de un Tánatos que desembocarán en el instante eterno.[8] Al respecto, Juan Gustavo Cobo Borda dice:
Si el erotismo introduce en la existencia un elemento de fiesta, pero también de desorden y destrucción, como anotaba en su ensayo sobre Sade, aquí, en estos poemas, la lujuria mantiene, en esa unión de guerreros que se afrentan, la distancia infranqueable: <<Sus bocas están juntas, mas separadas siguen las almas”.[9]
Cecilia Dupuy Casas también afirma:
En Jorge Gaitán Durán, su vida y su obra son la más extraordinaria vivencia y moriencia de vida, muerte-amor. –Erotismo y muerte culminan en su poesía como comunicación que al unísono con la palabra plasman en el poema el instante eterno, palabra en el tiempo”.[10]
  • "Amantes" 1959: Se muestra el erotismo como un resplandor culminante. La poesía se realiza en el deseo.[11
Diario de un Nadaìsta
4 a.m. Un alba roja. Llego a la casa completamente borracho. En el árbol, frente a la puerta que ostenta al respaldo la leyenda: “Al Demonio, no entres”, vomito. Esta casa es mi hogar.

7 a.m. ¡Esta vida no puede seguir así!

7 y media. Mi madre me habla de la hora de la muerte. Me cuenta una pesadilla: yo estaba tendido en una mesa de cirugía. Me cortaban con un hacha de carnicero los dedos de las manos y de los pies, uno a uno. Me río a carcajadas. Mi madre se enfurece con mi cinismo y se va para una agencia funeraria donde negocia un ataúd de onda corta para mi edad. Mi madre pide ocho pesos de rebaja. El tipo acredita el cajón, la calidad de la madera, el terciopelo. Y se niega. Mi madre, ofendida, tira mi cadáver sonriente en un tarro de basura.

8 y 17. Vomito en el retrete las flores de astromelio que comí anoche en el parque Bolívar, las que nacen al propio pie del libertador de América. Convierto el retrete en un florero.

Las 9. Me tiendo en el baño y abro la ducha. Me ahogo. El agua tibia me adormece. Pienso que algún día me suicidaré . Yo no soy poeta, no bebo ajenjo, ni me inyecto morfina. Yo soy el emperador de Roma.

9 y 15. Así las cosas, una rata de color blanco me roe el estómago en un sitio muy sensible entre el pubis y el ombligo. Como veo que no es una mujer, la tomo de la cola húmeda y peluda y la balanceo. Me mira con sus ojos azules de estrella de cine. ¿Serán los de Brigitte Bardot? He visto esos ojos en alguna parte. Recuerdo... Ah... son los ojos de mi madre. La rata chilla. Patalea. Yo le digo: “Mi bichito, mi chiquita, mi amante...”. Y la arrojo en el retrete. Suelto el agua. La rata se ahoga. Luego desaparece en la alcantarilla. Una vez más, saca la cabeza, y sus bellos ojos azules son rojos ahora. Finalmente desaparece. Vuelvo a vomitar.

Las 10. No pasa nada.

Las 11. —Mamá, tráigame la excomunión.

—¿La excomunión?

—Sí , porque me quiero morir. Todo está listo para la hora de mi muerte.

—Será la extremaunción —dice mi madre.

—Bueno, lo que sea.

Las doce. Juliette Greco canta para mí. Tiene una linda voz erótica y cabellos largos. Me estremezco. Ahora me sonríe... ¡Retírate prostituta!

Las doce y pico. Llamo a Sofía la sirvienta y le pido un número de cinco cifras. Ella dice —El cinco.

—¿Tú no sabes aritmética?

—No señor, yo soy aquí la sirvienta.

—Gracias, Sofía.

Yo mismo marco un número al azar en el teléfono, desordenadamente. Una voz dice al otro lado: “¿Aló...?”. Y yo digo: “¿Aló?”.

—¿Quién habla?

—El Diablo.

—¿Y qué quiere?

—Regalarle un collar.

—¿Usted está loco, señor?

—No me llame señor, habla con el enemigo malo.

La mujer cuelga el teléfono y éste suena, bip. bip. bip.

Yo existo, porquería.

Alguna hora. Sueño. Veo un rostro desconocido, pero bello. Me escupe. La mujer se enfurece porque no despierto. Me pongo a tocar un piano de la Edad Media. Es tan dulce la melodía que me hace reír. Me descalzo. Salto sobre una pista de baile llena de clavos. Es un jazz de Duke Ellington. Los clavos me traspasan las uñas y la carne. Grito de alegría.

Las 2. Despierto. Veo sangre por todas partes, por todas partes veo sangre. Pido el aspirador eléctrico con que barren el piso, y la empaco en latas de manteca. Lleno 16 galones. Llamo a Sofía y le digo que me prepare el desayuno y que haga el huevo en esa manteca-sangre para que sepa a cadáver empollado.

—Kikirikiiii...

—Señor Gonzalo—dice Sofía—, canta usted como un gallito de pelea.

—Yo soy un pelele, Sofía.

Las 3. Yo inventé el sueño restaurador de la energía nuclear. Hay quien tiene la absurda creencia de que yo soy un sabio atómico. Yo tengo pruebas irrefutables para sostenerle al mundo que ésa es una abyecta mentira.

Las 4. Me calzo los pies ensangrentados con ruedas de helicóptero. Subo al tejado volando para recibir la brisa de la tarde. Le coqueteo a un gallinazo para que venga a hacerme compañía. El gallinazo se posa sobre mis piernas huesudas y me roe brutalmente. Trato de disuadirlo de que me picotee, pero no obedece. Entonces le tuerzo el pescuezo y empieza a vomitar sangre. Me cubro el estómago del asesinato. ¿Estará tuberculoso? Cuando se desgonza y estira las patas se lo arrojo a las palomas. Hormigas de gran tamaño mecánico con alas en las que se lee “USA” acuden al banquete. Lloro desconsoladamente y me golpeo la cabeza con una teja de barro. La teja se destroza contra el occipital. Mi cabeza es genialmente sólida. ¡Soy feliz!

Un fuerte sol evapora las partículas sobrantes del gallinazo, y reintegra su esencia a la materia indestructible del mundo.

Las 5. Cae el crepúsculo.

—Baja de una vez—dice mi madre—. La rata te solicita del otro lado de la alcantarilla.

—Dígale que no tengo tiempo de atenderla.

—Dice que es urgente, de vida o muerte.

—La rata debe querer un trago de ron doble, dáselo...

—No hay ron.

—Entonces, querida mamá, dale un garrotazo...

Necesito un espejo para jugar con los últimos rayos de sol.

—Mamá, tráeme el espejo.

—El espejo se quebró.

—Entonces, sácate el ojo de vidrio, esta noche te lo devuelvo.

—Haré el sacrificio, si tú me lo pides. Pero dime, ¿qué hago con un solo ojo?

—Me verás medio loco...

Las seis en punto. El amor no existe.

Las seis y 20. Luz Marina Zuluaga es la reina del Universo. Pregunta inquietante: ¿Cómo sería yo casado con una reina de belleza?

Las 8 de la noche. Algo me rasca en la cabeza. Me acaricio. Puede ser una idea genial. La acaricio con ternura para que no se me escape. La tengo entre mis dedos. ¡Ya está! Dios mío, es un piojo. Lo volteo. Patalea en el centro de mi mano. Tiene 14 pares de patas inmensas. Le arrojo bocanadas de humo para emborracharlo. El piojo se pone a cantar el Himno Nacional de Colombia. Luego canta la Marsellesa en un impecable francés de la época de Rosseau. Y finalmente canta la Internacional. Grita como un líder obrero: “Viva Stalin, abajo Trotsky el traidor”. Como yo admiro a Trotsky, le ordeno al piojo que se suicide. El insecto me pide perdón, pero mi madre dice: —No lo perdones, es un inmundo bolchevique.

—Mamá, ¿qué dices, le perdonamos?

—Si abdica del comunismo.

El piojo grita: Viva el Nadaísmo. ¡Viva Gonzaloarango!

Mi madre dice: —Que se suicide, ese piojo no tiene salvación.

La media noche. Me bajo del tejado por una escalera. Hay una linda luna llena. Me visto. Salgo a la calle. En la primera esquina me asalta este pensamiento tranquilizador: Hoy no hice nada.   AUTOR:GONZALO ARANGO  


Diario de un Nadaìsta
4 a.m. Un alba roja. Llego a la casa completamente borracho. En el árbol, frente a la puerta que ostenta al respaldo la leyenda: “Al Demonio, no entres”, vomito. Esta casa es mi hogar.

7 a.m. ¡Esta vida no puede seguir así!

7 y media. Mi madre me habla de la hora de la muerte. Me cuenta una pesadilla: yo estaba tendido en una mesa de cirugía. Me cortaban con un hacha de carnicero los dedos de las manos y de los pies, uno a uno. Me río a carcajadas. Mi madre se enfurece con mi cinismo y se va para una agencia funeraria donde negocia un ataúd de onda corta para mi edad. Mi madre pide ocho pesos de rebaja. El tipo acredita el cajón, la calidad de la madera, el terciopelo. Y se niega. Mi madre, ofendida, tira mi cadáver sonriente en un tarro de basura.

8 y 17. Vomito en el retrete las flores de astromelio que comí anoche en el parque Bolívar, las que nacen al propio pie del libertador de América. Convierto el retrete en un florero.

Las 9. Me tiendo en el baño y abro la ducha. Me ahogo. El agua tibia me adormece. Pienso que algún día me suicidaré . Yo no soy poeta, no bebo ajenjo, ni me inyecto morfina. Yo soy el emperador de Roma.

9 y 15. Así las cosas, una rata de color blanco me roe el estómago en un sitio muy sensible entre el pubis y el ombligo. Como veo que no es una mujer, la tomo de la cola húmeda y peluda y la balanceo. Me mira con sus ojos azules de estrella de cine. ¿Serán los de Brigitte Bardot? He visto esos ojos en alguna parte. Recuerdo... Ah... son los ojos de mi madre. La rata chilla. Patalea. Yo le digo: “Mi bichito, mi chiquita, mi amante...”. Y la arrojo en el retrete. Suelto el agua. La rata se ahoga. Luego desaparece en la alcantarilla. Una vez más, saca la cabeza, y sus bellos ojos azules son rojos ahora. Finalmente desaparece. Vuelvo a vomitar.

Las 10. No pasa nada.

Las 11. —Mamá, tráigame la excomunión.

—¿La excomunión?

—Sí , porque me quiero morir. Todo está listo para la hora de mi muerte.

—Será la extremaunción —dice mi madre.

—Bueno, lo que sea.

Las doce. Juliette Greco canta para mí. Tiene una linda voz erótica y cabellos largos. Me estremezco. Ahora me sonríe... ¡Retírate prostituta!

Las doce y pico. Llamo a Sofía la sirvienta y le pido un número de cinco cifras. Ella dice —El cinco.

—¿Tú no sabes aritmética?

—No señor, yo soy aquí la sirvienta.

—Gracias, Sofía.

Yo mismo marco un número al azar en el teléfono, desordenadamente. Una voz dice al otro lado: “¿Aló...?”. Y yo digo: “¿Aló?”.

—¿Quién habla?

—El Diablo.

—¿Y qué quiere?

—Regalarle un collar.

—¿Usted está loco, señor?

—No me llame señor, habla con el enemigo malo.

La mujer cuelga el teléfono y éste suena, bip. bip. bip.

Yo existo, porquería.

Alguna hora. Sueño. Veo un rostro desconocido, pero bello. Me escupe. La mujer se enfurece porque no despierto. Me pongo a tocar un piano de la Edad Media. Es tan dulce la melodía que me hace reír. Me descalzo. Salto sobre una pista de baile llena de clavos. Es un jazz de Duke Ellington. Los clavos me traspasan las uñas y la carne. Grito de alegría.

Las 2. Despierto. Veo sangre por todas partes, por todas partes veo sangre. Pido el aspirador eléctrico con que barren el piso, y la empaco en latas de manteca. Lleno 16 galones. Llamo a Sofía y le digo que me prepare el desayuno y que haga el huevo en esa manteca-sangre para que sepa a cadáver empollado.

—Kikirikiiii...

—Señor Gonzalo—dice Sofía—, canta usted como un gallito de pelea.

—Yo soy un pelele, Sofía.

Las 3. Yo inventé el sueño restaurador de la energía nuclear. Hay quien tiene la absurda creencia de que yo soy un sabio atómico. Yo tengo pruebas irrefutables para sostenerle al mundo que ésa es una abyecta mentira.

Las 4. Me calzo los pies ensangrentados con ruedas de helicóptero. Subo al tejado volando para recibir la brisa de la tarde. Le coqueteo a un gallinazo para que venga a hacerme compañía. El gallinazo se posa sobre mis piernas huesudas y me roe brutalmente. Trato de disuadirlo de que me picotee, pero no obedece. Entonces le tuerzo el pescuezo y empieza a vomitar sangre. Me cubro el estómago del asesinato. ¿Estará tuberculoso? Cuando se desgonza y estira las patas se lo arrojo a las palomas. Hormigas de gran tamaño mecánico con alas en las que se lee “USA” acuden al banquete. Lloro desconsoladamente y me golpeo la cabeza con una teja de barro. La teja se destroza contra el occipital. Mi cabeza es genialmente sólida. ¡Soy feliz!

Un fuerte sol evapora las partículas sobrantes del gallinazo, y reintegra su esencia a la materia indestructible del mundo.

Las 5. Cae el crepúsculo.

—Baja de una vez—dice mi madre—. La rata te solicita del otro lado de la alcantarilla.

—Dígale que no tengo tiempo de atenderla.

—Dice que es urgente, de vida o muerte.

—La rata debe querer un trago de ron doble, dáselo...

—No hay ron.

—Entonces, querida mamá, dale un garrotazo...

Necesito un espejo para jugar con los últimos rayos de sol.

—Mamá, tráeme el espejo.

—El espejo se quebró.

—Entonces, sácate el ojo de vidrio, esta noche te lo devuelvo.

—Haré el sacrificio, si tú me lo pides. Pero dime, ¿qué hago con un solo ojo?

—Me verás medio loco...

Las seis en punto. El amor no existe.

Las seis y 20. Luz Marina Zuluaga es la reina del Universo. Pregunta inquietante: ¿Cómo sería yo casado con una reina de belleza?

Las 8 de la noche. Algo me rasca en la cabeza. Me acaricio. Puede ser una idea genial. La acaricio con ternura para que no se me escape. La tengo entre mis dedos. ¡Ya está! Dios mío, es un piojo. Lo volteo. Patalea en el centro de mi mano. Tiene 14 pares de patas inmensas. Le arrojo bocanadas de humo para emborracharlo. El piojo se pone a cantar el Himno Nacional de Colombia. Luego canta la Marsellesa en un impecable francés de la época de Rosseau. Y finalmente canta la Internacional. Grita como un líder obrero: “Viva Stalin, abajo Trotsky el traidor”. Como yo admiro a Trotsky, le ordeno al piojo que se suicide. El insecto me pide perdón, pero mi madre dice: —No lo perdones, es un inmundo bolchevique.

—Mamá, ¿qué dices, le perdonamos?

—Si abdica del comunismo.

El piojo grita: Viva el Nadaísmo. ¡Viva Gonzaloarango!

Mi madre dice: —Que se suicide, ese piojo no tiene salvación.

La media noche. Me bajo del tejado por una escalera. Hay una linda luna llena. Me visto. Salgo a la calle. En la primera esquina me asalta este pensamiento tranquilizador: Hoy no hice nada.   AUTOR:GONZALO ARANGO